¿En qué momento de la vida debería empezar a construir un patrimonio?



Experto habla sobre las principales premisas a la hora de consolidar un capital y no perderlo en momentos de crisis.

Compra de vivienda

POR: PORTAFOLIO

Durante años se ha vendido la idea de que el ciclo de la vida del inversor y la construcción de patrimonio se puede dividir en tres etapas, que se relacionan directamente con la edad.

Según explica Mario Peralta, Gerente de Planeación Financiera de Credicorp Capital, la primera es la acumulación (20-35 años), “caracterizada por objetivos financieros de corto y mediano plazo que, generalmente, representan riesgos moderados-altos para alcanzar la mayor rentabilidad”.

Luego, comenta Peralta, llega la consolidación (35-50 años) “etapa donde se busca mejorar el patrimonio adquirido con una perspectiva conservadora para reducir o mitigar los riesgos”.


Y por último, está la jubilación (+50 años), en la que se espera que todo el trabajo previo haya sido suficiente para mantener el patrimonio, el nivel de vida deseado, así como un permanente flujo de recursos.

Sin embargo, el ejecutivo indica que estas etapas “desconocen una premisa de las finanzas modernas y es que cada persona o familia es un mundo diferente con metas, objetivos y realidades que son bastante disímiles, lo que supone que la conformación de patrimonio no es resultado de un manual único de acción o acciones según la edad”.

Así las cosas, explica que el ciclo de la vida no debe confundirse con el ciclo de las inversiones, o de lo contrario todos los esfuerzos por consolidar un patrimonio y la consecuente planeación financiera del mismo no atenderán de forma acertada a tres interrogantes clave: cómo, cuándo y en qué invertir.

En ese sentido, más que los años de una persona, el éxito de una inversión pasa por aprovechar los momentos y las circunstancias, lo que significa que entre más temprano se asuman riesgos de inversión, mejores escenarios de construcción y satisfacción patrimonial se podrán alcanzar”, anota.

Y agrega: “no obstante, la satisfacción con lo logrado también es un reto en sí mismo, porque cuando las cosas van bien, es frecuente que los inversionistas se sientan cómodos con la situación actual y el grado de desarrollo de sus portafolios de inversión, lo que ciertamente conlleva a levantar la mirada del mercado”.

En este caso, Peralta advierte que esto supone adoptar una visión que desconoce la realidad dinámica del entorno y evita tener la preparación suficiente para afrontar cambios inesperados que pueden afectar las inversiones y patrimonios como, por ejemplo, la actual crisis sanitaria, que actuó como agente externo que no dio previo aviso.

Por esto hay que tener presente que construir patrimonio requiere de años de buenas decisiones, pero perderlo solo puede tomar una sola mala decisión o la llegada de un momento inoportuno para el cual no hubo preparación. De ahí la necesidad permanente de asumir la diversificación como regla básica, y esto solo es posible cuando la persona o familia se apropia de la importancia de planear las finanzas, así como de proyectar los diversos escenarios que las pueden impactar directa e indirectamente”, sostiene.

Asimismo, precisa que se debe recalcar que los hábitos, además de ser sinónimos de identidad, destacan como los grandes aliados o detractores de nuestras finanzas personales y la capacidad de crear y mantener patrimonios sólidos. “No en vano, existen muchos ejemplos de fortunas que han tenido problemas financieros serios por no saber gestionar ciertos comportamientos correctamente”.

Finalmente, indica que como resultado, es fundamental tener hábitos financieros saludables, que pueden ser tan sencillos como entender su flujo de ingresos y gastos, reconocer el propio perfil de riesgo o interesarse en conocer el funcionamiento de grandes generadores de rentabilidad como el mercado de valores y los fondos de inversión.

Así, si usted hace parte del 87% de los colombianos que dura más de dos horas pensando cómo solucionar algún problema financiero antes de dormir, lo anterior será una buena base para adquirir una disciplina financiera excepcional, junto con un nivel de comprensión que le ayudará a tomar mejores decisiones en términos de planeación y proyección de un mejor futuro patrimonial”, puntualiza.

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