La necesidad de salir libremente a disfrutar de los espacios al aire libre y conectarse con la naturaleza y los vecinos se ha hecho más deseable que nunca durante la pandemia. Pero una vez más el tema del virus vino sólo para enfatizar lo que ya se conoce a través de sistemáticamente olvidado e ignorado, el impulso de acelerar el proceso de incorporar la naturaleza en nuestras ciudades de manera creativa.
Devolver la naturaleza a la ciudad, aunque no es una idea nueva, es un imperativo cada vez mayor, especialmente para ciudades como Nicosia, Chipre, que no ha logrado hacer de los espacios públicos verdes y comunales una prioridad en su planificación urbana.
Durante el cierre redescubrimos el valor esencial de nuestras casas, dándonos cuenta una vez más de la necesidad de más áreas exteriores, balcones y azoteas para ejercitar y practicar nuestros hobbies.
La necesidad de salir libremente a disfrutar de los espacios al aire libre y conectarse con la naturaleza y los vecinos se ha hecho más deseable que nunca durante la pandemia. Pero una vez más el tema del virus vino sólo para enfatizar lo que ya se conoce a través de sistemáticamente olvidado e ignorado, el impulso de acelerar el proceso de incorporar la naturaleza en nuestras ciudades de manera creativa.
Una casa que devuelva la naturaleza a la ciudad, promoviendo espacios compartidos y el diálogo social entre sus residentes es lo que inspiró a diseñar la «casa jardín». El diseño enfatiza el potencial de los jardines urbanos privados y los microclimas que crean para mejorar las condiciones de vida dentro de las ciudades y frenar el calentamiento global.
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Revista Axxis